8. Romper un espejo
MALA SUERTE: Se dice que ocasiona siete años de
maldición. El espejo era un elemento mágico de adivinación, por lo que si se
rompía, era para no mostrar una imagen aterradora del futuro. Siete años es el
tiempo que, supuestamente, tardaba en renovarse un cuerpo.
9. Apagar las velas de un soplido
BUENA SUERTE: Fue en la Baja Edad Media alemana
donde surgió la idea de colocar en las tartas de cumpleaños tantas velas como
años cumplían los niños más una. Para dejar atrás los años cumplidos y pasar a
los siguientes, se debían apagar todas las velas de un solo soplido.
10. Decir "Jesús" o
"Salud" cuando alguien estornuda
BUENA SUERTE: Se debe a que el estornudo era el
principio de muy diversas enfermedades y por eso se pedía a Dios que apartase
el peligro de cualquier infección.
También se dice que era para evitar que entrara el
demonio a través de la boca.
11. Encontrar un trébol de cuatro hojas
BUENA SUERTE: Es un símbolo sagrado para los
druidas de las Islas Británicas, que ya en el año 200 a.C. pensaban que con él
se podía ver a los demonios.
Según la leyenda, cuando Eva fue expulsada del
Paraíso se llevo un trébol de cuatro hojas; por eso, desde entonces, se cree
que da suerte.
12. Llevar una pata de conejo
BUENA SUERTE: Su origen está en la antigua creencia
de que cada pueblo descendía de un animal, que no podía ser cazado ni comido.
Seguramente, los celtas nos trajeron la creencia de que el nuestro era el
conejo. Seis siglos antes de Cristo ya era utilizada como amuleto para alejar
el mal. Además, la pata de conejo era también un símbolo fálico capaz de hacer
fértiles a las mujeres.
13. Pasar debajo de una escalera
MALA SUERTE: Es por el triágulo que forma ésta con
la pared. Antiguamente se pensaba que todos los triángulos eran un símbolo sagrado,
tanto las pirámides como la trilogía de la Santísima Trinidad y, por lo tanto,
era un sacrilegio pasar bajo ese arco.
Se cree que, una vez que se había pasado, el mal se
conjuraba cruzando los dedos, escupiendo una vez bajo la escalera o tres veces después
de cruzarla. También se relaciona esta superstición con el patíbulo: siempre
había que usar una escalera de mano para colocar la soga y también para retirar
el cadáver: la muerte y la escalera iban siempre muy unidas. Otra creencia
proviene de los cuadros de la crucifixión, en los cuales figuraba una escalera
bajo la cual Lucifer veía con furia cómo Jesús moría para salvar a la
humanidad. De ahí la costumbre de santiguarse para preservarse de las furias
del Diablo o ahuyentar el peligro.
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