El 12 de febrero de 1999, un anónimo miembro de Defensa
Civil atendía una corriente llamada de emergencia. Anotaba en su libreta el
macabro reporte, donde dos muchachos hallaron huesos humanos en el área del
Parque 12 de Febrero, aledaño al puente Libertador, diseñado por el famoso
Gustave Eiffel, en las márgenes del río Torbes, entre las localidades de San
Cristóbal y Táriba, en el estado Táchira.
La policía acudió de inmediato y aparte de los restos
mencionados encontraron los de seis personas más y manos, pies y cabezas, en un
horrible recuento que incluyó otros seis cádaveres a la lista. Lo que en un
principio se pensó como un sitio de liberación de cadáveres por ajuste de
cuentas, o quizá de alguna secta, se vino a confirmar poco a poco por reportes
de personas desaparecidas en los meses de noviembre 1998 hasta enero del
siguiente año, que esto no era obra sino de un asesino en serie, el primer caso
de Venezuela.
En un rastreo por las zonas aledañas, en busca de más
cuerpos, encontraron un rancho, habitado por un demente, y en la misma se
encontraba una serie de objetos, ropas, libros, cuadernos, prendas y documentos
que no pudo precisar su origen. El loco fue trasladado a la comisaría donde al
ser interrogado el asombro fue general cuando sin remordimientos empezó a hablar.
Dorangel Vargas Gómez de 42 años, relató: "La carne de
los hombres sabe mejor que la de las mujeres", ante la mirada atónita de
los policías, que pronto pasó a susto: "Que la panza la cocinaba y se la
comía, pero que le producía indigestión los pies, manos y cabezas por eso los
botaba por ahí", Al "Comegente" le encantaba comer hombres,
"estos son como más sabrosos. Las mujeres son dulces.
Es como comer flores y te dejan el estomago flojo". Él
explicó que los hombres delgados sabían mejor que las mujeres y que los sabores
más agradables se conseguían en la zona del vientre."No me arrepiento de
nada, como dice la iglesia, yo compartí mi pan con el prójimo y muchos me
alabaron por el relleno de mis empanadas. Por necesidad me he metido en esta
vaina. No me arrepiento, al contrario, me alegro porque me gusta la carne. Lo
único que no me da apetito son las cabezas, manos y pies de los seres humanos
pero me los comía en sopita cuando me daba hambre".
Su lista llega más o menos a 40 personas.Un show mediático
se desató, en boca de todo el mundo estaba el nombre del "Comegente",
incluso en los recuentos de personalidades influyentes de los diarios de ese
año, salía entre los primeros. Se temía, cada vez que aparecía un resto, que un
Copycat intentara probar la carne humana. Su modus operandi, era el siguiente:
utilizaba un tubo de aluminio como cerbatana y se daba a la tarea de cazar a
sus víctimas previa selección, trotadores, obreros, niños.
Al no tener ninguna forma de refrigeración, mataba dos
personas por semana.Ya había sido capturado en una ocasión y pasado una
temporada en un sanatorio mental en el año 1995 . Al parecer todo empezó con un
ciudadano llamado Cruz Baltazar Moreno. Un día, el hombre no volvió más a su
casa y apareció por los predios de Vargas. Sólo quedaron sus pies y sus manos,
el resto fue parte del festín. Antonio López Guerrero, gran amigo del difunto,
fue uno de los testigos que acusaron al Comegente quien fue llevado al
Instituto de Rehabilitación Siquiátrica de Peribeca. Allí pasó dos años,
después de los cuales fue devuelto a su puente porque "no representaba
ningún peligro para la colectividad". El acusador, sería una de las nuevas
víctimas del "Hannibal Lechter de los Andes" como también lo llamaron.
Este hombre nacido en 1957 en el seno de una familia dedicada a la agricultura
y que llegó sólo a sexto de primaria, cocinaba a sus víctimas con hierbas
exóticas, según reconoció él mismo después de su captura.
En una entrevista reciente para una revista, Vargas le dijo
al periodista cómo era comer gente: "¿Usted ha comido... ha comido...
peras? Bueno, igual. Claro que como gente. Cualquiera puede hacerlo pero hay
que lavarla bien y condimentarla bastante para evitar el contagio de
enfermedades... yo sólo me como las partes con músculos, particularmente los
muslos y las pantorrillas. Con la lengua hago un guisado muy rico y los ojos
los utilizo para hacer sopa".Y ahí está, en una celda de la Dirección de
Seguridad y Orden Público del Estado de Táchira. Fumando, y quizá imaginándose
nuevas y más suculentas recetas.
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